Desde el Antiguo Testamento, Dios promete sanar los corazones heridos por el mal, y remplazar sus parálisis y aflicciones por el gozo de sentirse totalmente amados por el Padre. Esa Buena Noticia cumplida en Cristo es la que hace posible que los esposos puedan amarse como Cristo y ser para sus hijos ministros del amor de Dios. Vivimos juntos este encuentro con la Palabra Sanadora de Dios, que renueva a las familias.
Terminamos el dia con una Oración Contemplativa: Sanación de las heridas de la infancia.